Un premio especial para destacar en la vitrina de trofeos

En cada una de las regiones durante estos meses se están dando a conocer los proyectos de aprendizaje-servicio solidario ganadores del Premio Uniservitate 2024. En noviembre próximo, durante el V Simposio Internacional que celebraremos en Roma, tendremos el honor de conocerlos y entregarles personalmente sus distinciones.

Esta segunda edición del galardón deja en evidencia que se trata de un premio especial. Es especial por lo que no es. No es la Eurocopa o la Copa América de fútbol, no promueve la competencia entre países ni se alientan rivalidades. Tampoco es el Oscar al mejor actor o a la mejor actriz, a lo sumo sería el Oscar a la mejor película porque se reconoce un trabajo en equipo donde hay roles diferentes, pero todos importan. El Premio Uniservitate es especial por lo que es.

Tal como en la fiesta de la vendimia que se hace todos los años en el sur argentino al término de la cosecha de la uva, en la que cada pueblo elige a su reina y lleva un carro adornado para el evento, también los premios son una ocasión para festejar la cosecha. En el caso del Premio Uniservitate 2024 se traen de cada universidad proyectos con una cierta envergadura que ya están listos para la cosecha y son el fruto de tantos años de esfuerzos en los que fueron creciendo y empezando a dar sus primeros brotes de resultados en los estudiantes y en la comunidad.

Y, así como en las instituciones de educación superior se reconocen los triunfos deportivos y la excelencia científica de sus estudiantes -tanto que generalmente los trofeos y diplomas se exhiben en vitrinas o lugares bien visibles-, el Premio Uniservitate distingue las contribuciones que se hacen para la construcción de un mundo mejor, más fraterno y solidario.

Este premio ayuda también a incluir en la conciencia institucional la importancia del compromiso social, no sólo por su impacto en la comunidad, sino sobre todo por su impacto en la misión fundamental de formar profesionales que sepan solucionar los problemas tan urgentes e importantes que sufre la humanidad.

Además, este Premio visibiliza a tantos jóvenes que asumen un rol protagónico en su aprendizaje y en su participación ciudadana y a los docentes que los acompañan y orientan.

En definitiva, distinguir las mejores prácticas de aprendizaje-servicio solidario es también una manera de secundar la enseñanza de Jesús cuando hace dos mil años dijo que “no se enciende una lámpara para esconderla, sino que se la pone en el candelero para que los que entren vean con claridad” (Lc. 11,33-35).

No hay duda de que las experiencias premiadas son una luz para quienes estamos en educación e inspiración para otros estudiantes y docentes y merecen ser conocidas para que iluminen también a todos.

Y más allá del premio, ¡felicitaciones a todos los que participaron con propuestas de aprendizaje y servicio solidario, signos de esperanza para un mundo que las necesita mucho!

 

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